viernes, 2 de enero de 2015

De vuelta al juego


Dolor.

Todo lo que podía sentir en ese momento era dolor, un estallido blanco, enceguecedor, que eclipsaba todo lo demás.
A duras penas habíamos sobrevivido, a mi lado, en casi las mismas lamentables condiciones que yo estaba el Rockero, al menos no le había disparado en la cara ni en las manos, podría seguir ganándose la vida berreando, digo cantando, en los garitos, ¡Je! ¡bien por él! aunque realmente lo que a mi me importaba es si al final yo iba a poder salir bien librada de esta, vaya emboscada miserable que nos habían tendido. Aunque para habernos pillado en una piscina de aguas termales en cueros y con nuestras armas en las taquillas el que hubiésemos sobrevivido y salvado a los rehenes del balneario había sido todo un logro, la verdad, así que permití que una sonrisa de satisfacción cruzara mi cara mientras los espasmos de dolor remitían a medida que las drogas iban haciendo efecto.

Benditas drogas.

Pero algo iba mal. No era ahí donde debíamos dirigirnos, La ruta que había tomado el piloto no era la que se suponía que tenía que ser, y ese edificio de la Arasaka no debería ser el destino, ¡JODER!

¡Mierda! Eso pintaba pero que muy mal, antes de sucumbir al adormecimiento que ya amenazaba con dejarme k.o. y que todo me diera igual hasta que despertara, si es que volvía a despertar, pude mandar un mensaje de... ¿pánico?

.
..
...
> ¡¡¡VAMOS HACIA LA ARASAKA!!! ¿Qué es esto?
<Tranquila, todo está previsto>
...
..
.

Oscuridad.


Luz.

Demasiada luz.

Se colaba por entre unas cortinas color beige un rayo de sol cálido y luminoso que dejaba ver una habitación de hospital de lo más normal, sábanas blancas, paredes pintadas de verde pálido, un cuadro de un bucólico paisaje de algún país extranjero y un marcador de constantes vitales marcaba los beeps de los latidos como en las viejas películas, supongo que todo estaba pensado para que cuadrase con la idea de hospital de retiro, algo para ricos, tenía toda la pinta.

Estaba comenzando el reconocimiento del lugar, y el mío propio , sí, todo parecía operativo y funcionando cuando se abrió la puerta y un médico con su impoluta bata blanca y su sonrisa de anuncio de dentífrico se dirigió a mi:

-Veo que ya se ha despertado, su hermano ya lo ha hecho también, se encuentra en la habitación contigua, creo que hoy mismo podrán salir del hospital.- dicho lo cual volvió a sonreír y se retiró cerrando la puerta.

... ¿he mencionado que soy hija única?  

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